Con motivo de la concesión del Premio Nacional de Fotografía 2009 al reportero cordobés Gervasio Sánchez, se ha desarrollado una exposición antológica de su trayectoria fotoperiodística, desde 1984 hasta hoy, en la Tabacalera, Madrid.
Este largo recorrido profesional significa a su vez un gran aprendizaje personal, pues tomar fotografías de este calibre no puede dejar indiferente a nadie, y todo ello se presenta dividido en cinco bloques temáticos:1. América Latina_1984/1992
Biblioteca nacional. |
2. Balcanes_1991/1999
Lista de desaparecidos. |
3. África_1994/2004
En la década de los noventa, Gervasio es testigo de trágicos acontecimientos en el continente: el genocidio y los estragos del cólera en Ruanda, el éxodo de refugiados hacia el Congo, la devastadora hambruna en Sudán, las ejecuciones en Monrovia, las mutilaciones en Sierra Leona y el drama de los niños soldado. El reportero dedicará mayor tiempo y esfuerzos a este último destino, Sierra Leona.
4. Vidas minadas_1995/2007
A través de este proyecto documental se nos muestran los efectos de las minas antipersona en diferentes países del mundo.
5. Desaparecidos_1998/2010
Se trata del proyecto documental más importante de Gervasio Sánchez, en el que dedica grandes esfuerzos a documentar el drama de los desaparecidos en diez países de tres continentes, incluida España, país en el que el fotógrafo no había trabajado anteriormente.
Las fotografías de Gervasio Sánchez están impregnadas de dureza, pero en multitud de ocasiones se nos pretende hacer ver más allá, contemplar la belleza en situaciones cruentas y desagradables. Pues en una fotografía en la que aparecen media docena de niños mutilados jugando en un parque, consigue que lo que llame la atención en nosotros sea la felicidad que muestran sus rostros y no sus limitaciones físicas.
Aunque en esta entrada he hecho una selección de fotografías evitando lo desagradable, he de decir que de algunas de las imágenes expuestas en la Tabacalera he apartado la mirada. Pero la capacidad de estas fotografías de despertar emociones en quien las contempla es innegable, y estas sensaciones llevan consigo un aprendizaje moral que, sin duda, es con lo que me quedo de esta exposición.
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